Yo tenía veintitantos y él era un poco mayor, complice en sus miradas, arrebatadora y picara sonrisa y dueño de los mejores abrazos que había visto hasta entonces. Le gustaba cambiar de look, ahora con el pelo muy corto, ahora con bigote, con traje como los de derecho , con vaqueros muchas veces, incluso un pijama y una muleta le sentaba como un dandy. En aquellos años, no podía verlo cuando queria, como ahora es habitual, eran otros tiempos, mientras las asignauturas de la carrera de Fisicas se adueñaban de mi tiempo y de mi forma de pensar, buscaba con los nervios en el estomago la posibilidad de verle un sábado más. O un domingo, porque yo estaba deseando repetir.
La primera vez que ví sus ojos azules enfrente de mí, esos ojos tan bonitos, y esa sonrisa tan picara y tierna,me sentí tan feliz que queria que nunca acabara esa cita. Se puede decir que le conocí con una estupenda música de fondo, un tema al piano inolvidable, yo iba en vaqueros pero el llevaba un traje de tonos marrones y un sombrero corleone , mi amiga Merche me acompaño a la cita, no me dijo nada del final de la misma la muy pilla. Mientras él y su rubio amigo nos contaban una estupenda historia me enamore para siempre de él. De esos ojos azules y de esa forma de abrazar a las mujeres , haciendote sentir única y especial. Sigue leyendo